En todo este tiempo jamás pensé que nadie me conociera por el blog antes que por otras cosas. Tampoco hago muchas fotos. El desnudo por artístico que sea corre el riesgo de ser censurado y tampoco quedan ganas de expresar nada cuando parte del proceso creativo se interrumpe para sustituir las múltiples palabras a evitar.
Y entonces ¿Quién me animo a escribir? Pues no lo sé, no hago preguntas. Tampoco era una musa. Pero si estaba rodeado de un halo de sensibilidad curiosa . Una criatura muy reservada, como un gato observador que un día se deja acariciar.
Escribe más, me dijo al irse.